Monday, December 20, 2010

Regalos

Santiago 1:17, Toda buena dádiva y todo don perfecto viene de lo alto, desciende del Padre de las luces, con el cual no hay cambio ni sombra de variación. (LBLA)

¿Cuál es tu tradición navideña favorita?

Las tradiciones varían de país en país y de cultura en cultura. En mi linda Guatemala, los nacimientos son un bello folclore navideño. En México se festeja con alegres posadas. Y aquí en Estados Unidos, donde yo vivo, hacemos deliciosas galletas y alumbramos nuestras casas con cientos de luces de múltiples colores.

La manera en que celebramos varía, pero no la razón: Dios envió a Su Hijo para darnos vida y vida en abundancia. ¡Motivo suficiente para que la Tierra entera festeje con gozo!

Pero aunque hay una gran variedad de costumbres, existe un elemento que forma parte de toda tradición navideña – no importa que pueblo la celebre – y es la música. Coros cantan dulces villancicos. Alegres melodías amenizan las reuniones. Canciones del recuerdo inundan con ternura y melancolía las ondas radiales.

Para mí, escuchar música navideña es una tradición favorita (además de las galletas). Me encanta cocinar y decorar la casa mientras escucho mis canciones preferidas. Y mientras manejo hacia el trabajo, mis hombros y cabeza se mueven al ritmo de una alegre balada, mi voz canta a todo volumen y sin vergüenza alguna, ¡Oh, Blanca Navidad!

Esta mañana, mientras me dirigía a mi trabajo, dejé de cantar por unos segundos para dar gracias por la época navideña. Éste es realmente un tiempo muy especial para mí y mi familia.

Es mi regalo para ti, escuché una dulce voz decir.

“Si lo sé, Señor. El nacimiento de tu Hijo es un regalo precioso”.

No, Ana. La música.

Al principio, Sus palabras me parecieron un poquito contradictorias. “Los músicos utilizan sus dones para componer sus canciones” pensé. “Y ellos las presentan a Dios y al mundo como una dádiva de alegría y agradecimiento. El canto es un regalo que nosotros ofrecemos a Dios, no al revés”.

¿Pero quién les dio esos dones?

Mi corazón rebozó de alegría al pensar en la respuesta. Cuando mis hijos eran chiquitos, yo los llevaba a la tienda a comprar regalos para mí, su papá y sus hermanitos. Y aunque ellos escogían el regalo, era yo quien pagaba por ellos. El recuerdo de sus tiernas manitas entregándome sus regalos me hizo entender que – en verdad – todo proviene de Dios.

Hasta la música navideña.

Es mi deseo que esta Navidad tú puedas descubrir – tal como yo – que Dios es el Creador y el Dador de todo buen regalo. Y es mi oración que Él colme tu corazón de alegría, tu mente de paz, y que te conceda los deseos de tu corazón.

¡Feliz Navidad!

Ana

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